jueves, 2 de octubre de 2008

Ja tenim equip

Antes de ayer me crucé con él en la calle Valencia, a las cinco de la tarde. En pelota picada en pleno ensanche de Barcelona. Moreno por el sol y la mugre, con un macuto y sus cosillas colgando despreocupadamente. Aspiraba goloso el humo de un cigarrillo, y calzaba chancletas descoloridas. No era el nudista que sale en los medios, barrigón y barbado, sino otro, otro más. Lo malo cunde, y Barcelona es ya la gran cloaca que diseñaron los sociatas en alguna borrachera antigua y monumental en la calle Nicaragua. Sus ojos húmedos inyectados en sangre no expresaban casi nada, sólo vacío, embrutecimiento y evasión. Una viejecita se lo quedó mirando, entre incrédula y temerosa. Parecía que iba a decir algo, pero el miedo le tiñó las mejillas, cambió de sentido y se marchó por donde había venido, muy lentamente.

Llevábamos 45 minutos de espera en hora punta. Las calles vomitaban niños en los colegios y la gente quería trabajar. Cuando subimos al autobús y preguntamos la causa de retraso, el chófer, histérico, nos mandó enviar un email al alcalde. Aún suerte que no nos pegó dos leches, o nos envió a tomar por culo. Dijo, gritaba en realidad, que el alcalde había ordenado reducir el número y frecuencia de los autobuses porque ahora la gente tiene bicis, y los putos carriles para bicis, y no hace falta ya tanto transporte público rodado. Ronco y hastiado nos confiesa que no puede más, que nos quejemos los usuarios, porque ellos no pueden hacer nada, que no les hacen ni caso y tienen miedo.

La cafetera está hasta los topes. Siguen hablando de lo mismo de siempre, Barça y Catalunya, como si nada más importara en el mundo. Nadie nombra al asesinado más reciente. La ETA, esa fuerza de la naturaleza nacionalista, no levanta odios sino envidias. La fascinación por lo vasco y por su violencia es tan evidente, tan generalizada, que casi me hace llorar. Cuando sale el tema finalmente, y uno se lamenta por la sangre asquerosamente derramada, sólo recibe indiferencia y cuatro miradas condescendientes por respuesta. Al fin y al cabo, era un militar español, esa cosa tan casposa y tan antigua. El café me sabe a rayos y me vuelvo a mi mesa. Oigo a mi espalda como la conversación recupera volumen y alegría, uno a seis en Gijón, ja tenim equip, menuda goleada...

7 comentarios:

Winthrop Pendleton dijo...

Gatopocho

agustel favor de no aparecer y saparecer comol Guadiana.

Y quite la verificación de la palabra ques un petardo de cinco uros.

MGA dijo...

iastá!

MGA dijo...

Polsierto, ¿Le he comentado que está monísimo en la foto? Esos tirabuzones deben arrasar entre las féminas, al igual que su mirada acerada...

Winthrop Pendleton dijo...

Posupuesto. Las digo "damun beso o me toco unojo por dentro". Toavía no sarrisistido ninguna.

valdimer dijo...

Muy buenas estimado MGA. Estupendo esto que ha iniciado.
Felicidades.

moncho dijo...

Hola guapos.
Me voy yo a haser uno de estos pa no ser menos que el Rajoy

Anónimo dijo...

No tiene más que entrar, sin llamar, si lo desea.