jueves, 28 de mayo de 2009

Una de Zombis - Dorca I

Dorca trota por las calles sombrías y desalmadas. No recuerda el nombre de la ciudad, si alguna vez lo supo. Es un amasijo más, otro más, de hormigón y asfalto. Un basurero de retorcido metal, cristales rotos y restos humanos desperdigados por doquier. Otro pueblo fantasma donde sólo se escucha el omnipresente gemido del viento y los aullidos de los sabuesos.

Enfila una avenida muy amplia, de anchas aceras adornadas con los tachones quemados de plátanos y olmos. Avanza ligero sorteando coches abandonados. Al cabo de un rato la avenida muere en una gran plaza donde sobrevive milagrosamente un bosquecillo de acacias. Una mancha verde de vida que destaca dolorosamente en este mar plomizo. Suspira y se deleita con la vista. Los ladridos suenan cercanos, a su espalda.

Dorca se detiene y echa una ojeada cargada de odio hacia atrás. Revisa y ajusta los correajes de la mochila, el cinturón y las bandoleras, con la vista ahora fija en el parque. Se lleva la mano derecha al pecho y desenvaina el machete de dos palmos que le viene salvando la vida desde hace tres años. Reanuda su camino y, con precaución, se adentra en el bosquecillo. Sus temores son vanos. sólo le saludan basuras difusas, hojas secas y el cadáver apergaminado de lo que debió ser un niño de unos doce años. Aullidos a su espalda. Están casi encima.

Dorca no quiere esconderse en los edificios. La tarde acabará pronto y teme lo que duerme dentro. Así pues, decide plantar cara en el claro del parque. Se anuda un trapo gastado en la zurda, un escudo burdo pero útil, y espera a pie firme la acometida. Por fin aparecen. Son tres sabuesos negros, enormes, con manchas naranjas y llagas de las que mana abundante pus sanguinolenta.

Adoptan una formación en uve. El que ocupa el extremo derecho salta de inmediato sobre Dorca, buscando su yugular. Este finta a su izquierda, gira sobre sí mismo y descarga un machetazo en arco que secciona el cuello de la bestia, que se desploma en un surtidor de sangre. Casi al mismo tiempo, el sabueso a su izquierda salta sobre su espalda buscando ávido su nuca con los colmillos desmesurados. Dorca rueda sobre sí mismo, hacia adelante, arrojando a su atacante unos metros por delante. Salta hacia la bestia y rueda de nuevo hasta quedar a escasos palmos del perro, que pugna aún por levantarse. Entonces, asiendo el machete con ambas manos, lo clava con todas sus fuerzas en el flanco del animal, hasta la empuñadura. Le responde un aullido estremecedor seguido de temblores y muerte.

Queda el del centro, que dobla en tamaño a sus congéneres infernales. Gruñe y muerde el aire amenazante, emitiendo unos chasquidos estremecedores. Dorca se incorpora, adelanta el pie izquierdo y bascula sobre el derecho, al tiempo que se cubre con la mano izquierda y alza la diestra esperando el ataque final. La bestia aúlla su odio y ataca como un rayo. Cuando casi la tiene encima, Dorca se arrodilla y alancea el pecho de su enemigo con un golpe recto y seco, empalándolo. Dorca y bestia se desploman en un confuso amasijo.

Dorca se levanta dolorido al cabo de unos minutos. Su respiración es agitada, y le tiemblan las manos. Se palpa el cuerpo en busca de heridas, pero sólo tiene magulladuras sin importancia. Propina una patada resentida a su última víctima, y limpia la negra sangre contaminante que tiñe su machete en el lomo de la bestia. Revisa todo su equipo y se pone en marcha de nuevo. La noche se acerca y tiene que encontrar refugio, antes de que ellos despierten y hagan suyas las calles.

(Relato publicado previamente en Debate21)

6 comentarios:

Hilarión dijo...

Dejo constancia de mi visita. Me gusta el relato. También he votado

Chippewa dijo...

A mi recuerda a las películas de Mad Max. Un mundo en ruinas donde solo sobreviven los más bestias.

Winthrop Pendleton dijo...

Ya me lo sabía, ya me lo sabía...

Winthrop Pendleton dijo...

Por cierto, ¿he actualizado?

Mercedes dijo...

Estoy impaciente por ver como sigue. Pero me parece que Uncle tiene bastante razón. Mad Max o Conan el Bárbaro

MGA dijo...

Gracias a todos, me alegra que les haya gustado.